El santo escogió la milicia de Cristo; decepcionando al emperador, le amenazó de muerte, pero Sebastián, convertido en soldado de Cristo por la confirmación, se mantuvo firme en su fe. Enfurecido Maximiano, le condenó a morir asaeteado: los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un poste y lanzaron sobre él una lluvia de saetas, dándolo por muerto. Sin embargo, sus amigos, se acercaron y al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana llamada Irene, que lo mantuvo escondido y le curó las heridas hasta que quedó restablecido.
Sus amigos le aconsejaron que se ausentara de Roma, pero Sebastián se negó rotundamente. Se presentó con valentía ante el emperador, desconcertado porque lo daba por muerto, y Sebastián le reprochó con energía su conducta por perseguir a los cristianos. Maximiano mandó que lo azotaran hasta morir, y los soldados cumplieron esta vez sin errores la misión y tiraron su cuerpo en un lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en la célebre catacumba que lleva el nombre de San Sebastián. Murió en el año 288.
El culto a San Sebastián es muy antiguo; es invocado contra la peste y contra los enemigos de la religión, y además es llamado "el Apolo cristiano" ya que es uno de los santos más reproducidos por el arte en general. Su fiesta se celebra el 20 de enero y ha estado siempre unida a la de San Fabián, en la festividad de los Santos Mártires.
Durante todo el Sábado cantidad de hombres, mujeres y niños realizarán las hogueras en honor del Santo, ya para el Domingo y tras la función principal San Sebastián saldrá en procesión hasta su ermita. Por la tarde el Santo volverá a su Parroquia no si antes haber comprobado que Alcázar un año más ha estado con él.
¡ VIVA SAN SEBASTIÁN!
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