16 de marzo de 2011


Estas palabras que, no lo olvidemos, dijo Jesús, cuando ya estaba cercana su partida, resumen su mensaje, esto es, son mandato, fundamento y pilar del cristianismo.
¿Lo cumplimos? A veces es difícil amar a los demás ¿cómo voy a amar a mi enemigo?... Pues es lo que hay, más claro no lo pudo decir Jesús. Hay un pasaje del Evangelio en que se recalca este mandato: "¿Que mérito tiene amar sólo a quien nos hace el bien? (Lc 6,33)
Estamos en Cuaresma, el tiempo de preparación, de conversión, de sacrificio. ¿Hay mejor preparación, propósito de mejora (conversión) y mayor sacrificio cuaresmal que ponerse en el lugar de aquel otro que no nos cae bien o que, directamente, consideramos nuestro enemigo, para comprenderle e intentar ponernos en paz con él?
Pronto llegará Semana Santa y los cofrades, aparte de acercarnos más a la Iglesia (algo que deberíamos hacer más a menudo), trabajaremos duro, con entusiamo e ilusión, sin reparar en otros quehaceres y obligaciones, mostrando así nuestro amor por nuestra venerada Imagen de Cristo o de María.
Y en todo este transcurrir surgirán las inevitables comparaciones (aunque son evitables) entre aquella y esta Cofradía, entre aquellos y estos costaleros, entre aquella y esta Procesión...
Y tras las comparaciones vendrán las frases mal dichas (o escritas) y las mal entendidas y de nuevo los roces estúpidos y sin sentido que, encima se mostrarán y publicarán anonimamente en un conocido foro de internet, con lo cual se realizará un daño enorme moral y psicológico, no sólo a personas (las que formamos parte de las Cofradías), sino también a la propia Semana Santa que es lo que nos une y nos importa.
¿O no? La respuesta a esta última pregunta la tenemos todos los cofrades y, por dar una pista, va en la línea del mandato de Jesús, expresado en el titular de esta entrada al blog.
¡Que la Cuaresma sirva de verdadera preparación y nos convierta a todos en auténticos seguidores de Jesús de Nazaret!.

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