El día 2 de febrero, el día en que se dice que meteorológicamente hace de todo, es el día de LA CANDELARIA, fiesta de luz, conmemoración de la presentación de Jesús en el Templo, motivo por el cual la Virgen lleva en sus manos al niño Jesús y por el cual también las madres de Alcázar presentan a sus hijos ante la Madre del Rosario.
Por la tarde, que resultó ser la más gelida de lo que llevamos de invierno, miembros de la Junta de Gobierno de la Archicofradía de la Virgen del Rosario, junto con el Párroco de Santa María, acudieron hasta la calle Isaac Peral en busca de quienes ostentan los Oficios de la Candelaria este año, los capitanes de la Virgen del Rosario, el grupo de Coros y Danzas de Alcázar de San Juan cuyos miembros, como buenos mantenedores de la tradiciones alcazareñas, amantes de su pueblo y de sus gentes, haciendo pública y patente su devoción por nuestra Patrona, han decidido tomar esta responsabilidad tan hermosa.
Portando las banderas de la Virgen, señal de la capitanía, llevando también su ofrenda de tartas y pichones, los miembros de los Coros y Danzas, ataviados con los trajes regionales junto a la Junta de Gobierno de la Archicofradía de la Virgen del Rosario y el Párroco de Santa María partían desde de su sede en procesión hasta Santa María.
Apenas llegados a la Parroquia de Santa María, a las siete de la tarde, comenzó la Eucaristía con la bendición por parte del Parroco de las "candelas" que portaban los fieles, empezando a continuación la Procesión con la Imagen de la Virgen del Rosario, portada por fieles devotos. En la parte delantera iba el cirio encendido que, para los curisosos, diremos que se apagó nada más salir a la Placeta debido al viento helador reinante.
Los alcazareños, a pesar del frío, volvieron a arropar a su Patrona presenciando la pequeña procesión. Ya de vuelta al Templo continuó la Eucaristía, presidida por Javier Quevedo, quien tras la homilía invitó a todos los padres y madres de niños bautizados en el último año a que subieran al Altar para hacer la "presentación" de sus hijos, viviéndose un momento muy emotivo.
Como emotivo fue el canto del Ave María por Pilar Monge, una de las más brillantes y hermosas voces que tiene Alcázar y, sobre todo, el baile final de la rondeña que los Coros y Danzas de Alcázar quisieron regalar a nuestra Patrona. Repartidos entre el pie del altar, el pasillo y la parte media de la Iglesia bailaron la rondeña con un amor y una fe tan sentidos que puede decirse que no fue una más de tantas como han bailado durante tantos años de vida como tiene el grupo.
Allí, en esa rondeña de Alcázar había algo más que unos movimientos aprendidos en horas de ensayos. Allí había algo más que destreza en el baile y la ejecución de movimientos. Y allí había algo más que gente bailando y viendo...
Era un canto y un baile de Alcázar a su Reina, pero no de los alcazareños presentes en la Iglesia, de los que bailaban y de los que mirábamos, lo era de todo un pueblo y de su histora, de nuestros padres, de nuestros abuelos, de nuestros bisabuelos y así hasta llegar a nombrar a todos los que nos han hecho tener la Patrona que tenemos y bailarle como se le bailó en Santa María en la tarde la Candelaria de 2012, que ya está grabada en los corazones de los que tuvimos el privilegio y el honor de presenciar todo aquello.
Este humilde servidor desde este blog, quiere agradecer a los Coros y Danzas de Alcázar el momento tan especial que pudo vivir en Santa María el día en que La Candelaria, nuestra Virgen del Rosario, de nuevo iluminó nuestras vidas.
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