Sus cultos comenzarán con un Triduo en su honor entre los días 5 y 7 de julio, en la Iglesia conventual de San Francisco de Asís, sede canónica de la hermandad del santo, con comienzo a las 20:00 h.
El domingo 8 será el día de la celebración con Función Solemne a las 10:00 de la mañana, a cuyo término serán bendecidos coches, camiones y vehículos participantes, para posteriormente partir en procesión hasta la Ermita del santo, en el conocido "camino de Piedrola", dónde los participantes compartirán un zurra y podrán beneficiarse de la subasta de objetos donados al santo.
En torno a mediodía se dará por concluída esta emotiva jornada festiva en honor a San Cristobal.
Ermita de San Cristobal. Construída en las cercanías del complejo lagunar de Alcázar de San Juan, al pie del conocido como "camino de Piédrola", en 1999, por el constructor local Venancio Cortés, sufragada por la propia Hermandad a través de múltiples actos.
Imágen de San Cristobla, talla de los Talleres de Arte Sacro Martínez Horche -Guadalajara (1978)
SAN CRISTOBAL
Cristóbal
de Licia, conocido como San Cristóbal mártir, es un santo cristiano,
sobre cuyo origen las distintas tradiciones cristianas están en desacuerdo.
La
tradición católica —transmitida sobre todo en la Áurea legenda (aprox. 1282) del arzobispo
dominico italiano Jacobo de la Vorágine (1230-1298)— lo describe como un
gigante cananeo, que tras su conversión al cristianismo ayudaba a los viajeros
a atravesar un peligroso vado llevándolos sobre sus hombros.
La leyenda afirma que en
una ocasión, ayudó al niño Jesús a cruzar el río; sorprendido por el peso del infante,
éste le explicó que se debía a que llevaba sobre su espalda los pecados del
mundo, tras lo cual bautizó al gigante y le encomendó la prédica. El nombre de
Cristóbal (del griego Χριστοφορος, Christóforos,
‘portador de Cristo’) le vendría de esta hazaña.
De
acuerdo al legendario relato Áurea legenda, de Santiago de la Vorágine,
Cristóbal era un gigante cananeo de doce codos (poco más de cinco metros) de
estatura— nacido con el nombre de Ofero, que vivió durante la primera mitad del
siglo III.
Su enorme fortaleza física le había hecho orgulloso, y se había
jurado servir únicamente a un amo más temible que él mismo. Escogió primero a Satanás
como amo, pero al enterarse de que aún el diablo temía al nombre de Dios y al
signo de la cruz, renunció a su servicio y buscó quien le indicara como servir
a este último.
Ofero
tomó como guía a un ermitaño cristiano, que indicaba a los viajeros los lugares
seguros por los cuales atravesar un peligroso río, y fue educado por él en la
fe cristiana. A la muerte del ermitaño, Ofero tomó su lugar, pero gracias a su
fuerza y estatura prefirió transportar los viajeros en sus hombros de un lado a
otro del río.
La leyenda indica que un día fue visitado por un niño pequeño,
que le pidió que lo cruzara; Ofero lo tomó en sus hombros, pero quedó atónito
por el peso del niño. Éste le reveló que era en realidad Jesús, y que el peso
era el de los pecados del mundo que cargaba sobre sí; bautizó al gigante en el
río, y le instruyó para que partiese a predicar a Samos y a Licia.
Se cuenta
que en su prédica, Cristóbal realizó numerosos milagros, entre ellos el de
plantar su báculo en el suelo y transformarlo en un árbol. Encarcelado por el
rey Dagón, enfurecido por la conversión de sus súbditos, decretó su
martirio según las órdenes del emperador Decio.
Fotos: Paco Mazuecos
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