Hace años que el olor y los colores de Alcázar en el Domingo de Ramos no los vivo en primera persona, pero es igual, las sensaciones pese a la distancia son las mismas; es un Domingo que amanece temprano, con nervios en el cuerpo, es el día de los "niños" el día que todos acompañamos a la Borriquilla entre palmas y olivos, es un día especial, es un día diferente. En Sevilla todas esas sensaciones son similares, desde bien temprano la ciudad se llena de gente en las calles, radiante de colores, el sol brillante luce de manera distinta, las capillas, la visitas a los templos, los besamanos, la misa de palmas, el parque, el olor, la brisa, la elegancia, las Hermandades, los niños con las túnicas blancas para acompañar al misterio de la Borriquita, la Parroquia de San Sebastián, la calle Río de la Plata, las 13:00 horas, el transistor, El Llamador de Canal Sur Radio, los primeros sonidos, los nervios, la emoción, la voz de Antonio Santiago, el palio calado de la Virgen de la Paz, los cambios de Jesús Despojado, los xilófonos de Virgen de los Reyes, la tarde, la caída del sol, las primeras luces de los nazarenos en el atardecer de la tarde, el silencio del Amor, la zancada del Herodes, el espectacular paso de la Amargura....... la noche, el puente, Triana, el atronador sonido de las cornetas de la Presentación al Pueblo de Dos Hermanas, la oscuridad de la noche, la Estrella en la calle San Jacinto, en definitiva esto es lo que desde chiquitito se mama en un día así que ya de adulto terminas de comprender, es algo especial, es algo inexplicable si no se vive, si no se siente;en fin es el DOMINGO DE RAMOS, que tiene en el día de hoy el comienzo de la espera, el comienzo de la cuenta atrás, por delante tres apasionantes meses donde viviremos intensamente el nacimiento de Jesús para ya después prepararnos ante lo que nos espera, tanto en lo material, como en lo espiritual, en definitiva un día para vivir todo estos momentos.
Yo me entiendo.
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