18 de mayo de 2013


La fiesta de Pentecostés es popularmente conocida en Alcázar como la "Pascua de Mayo" o "Pascua de Jesús", porque desde tiempo inmemoriales suele celebrarse la venida del Espíritu Santo con cultos y procesión en honor a Jesús Nazareno, la Imagen que es, sin duda, devoción de Alcázar.

Desde el 10 de mayo se viene celebrando en la Iglesia de la Trinidad la tradicional Novena, con rezo del Santo Rosario, Santo Trisagio, Eucaristía y Ejercicio de la Novena.

El sábado 18 se cantarán los Mayos en honor a Nuestro Padre Jesús a partir de las 22:00 h. A mediodía la Hermandad de Jesús habrá ofrecido la comida del día a los ancianos de la Residencia Santa Marta. A las 23:00 se celebrará verbena popular y a las 0:30 h se podrá disfrutar de fuegos artificiales.

Llegado el domingo de Pentecostés, 19 de mayo, a las 12:00 horas se celebrará la Función Solemne con asistencia de hermandades y autoridades. Y a las 20:30 h saldrá la Procesión con la Imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno que recorrerá las calles Trinidad, Antonio Maura, Plaza Aduana, Rondilla de la Cruz Verde, General Alcañiz, Emilio Castelar, Ramón y Cajal y Trinidad.

Una procesión especial este año, por la presencia y participación de las anderas de Nuestra Señora de los Dolores en un tramo de la misma portando la Imagen de Nuestro Padre Jesús.

 

PENTECOSTES
"Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar.
De pronto vino del cielo un ruido, como el de una violenta ráfaga de viento, que llenó toda la casa donde estaban.
Se les aparecieron unas lenguas como de fuego, las que, separándose, se fueron posando sobre cada uno de ellos; y quedaron llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar idiomas distintos, en los cuales el Espíritu les concedía expresarse"
(Hch 2, 1-4).
La palabra Pentecostés viene del griego y significa el día quincuagésimo. A los 50 días de la Pascua, los judíos celebraban la fiesta de las siete semanas (Ex 34,22), esta fiesta en un principio fue agrícola, pero se convirtió después en recuerdo de la Alianza del Sinaí.
Al principio los cristianos no celebraban esta fiesta. Las primeras alusiones a su celebración se encuentran en escritos de San Irineo, Tertuliano y Orígenes, a fin del siglo II y principio del III. Ya en el siglo IV hay testimonios de que en las grandes Iglesias de Constantinopla, Roma y Milán, así como en la Península Ibérica, se festejaba el último día de la cincuentena pascual.
Con el tiempo se le fue dando mayor importancia a este día, teniendo presente el acontecimiento histórico de la venida del Espíritu Santo sobre María y los Apóstoles (Cf. Hch 2). Gradualmente, se fue formando una fiesta, para la que se preparaban con ayuno y una vigilia solemne, algo parecido a la Pascua. Se utiliza el color rojo para el altar y las vestiduras del sacerdote; simboliza el fuego del Espíritu Santo.
Los cincuenta días pascuales y las fiestas de la Ascensión y Pentecostés, forman una unidad. No son fiestas aisladas de acontecimientos ocurridos en el tiempo, son parte de un solo y único misterio.
Pentecostés es fiesta pascual y fiesta del Espíritu Santo. La Iglesia sabe que nace en la Resurrección de Cristo, pero se confirma con la venida del Espíritu Santo. Es hasta entonces, que los Apóstoles acaban de comprender para qué fueron convocados por Jesús; para qué fueron preparados durante esos tres años de convivencia íntima con Él.
La Fiesta de Pentecostés es como el "aniversario" de la Iglesia. El Espíritu Santo desciende sobre aquella comunidad naciente y temerosa, infundiendo sobre ella sus siete dones, dándoles el valor necesario para anunciar la Buena Nueva de Jesús; para preservarlos en la verdad, como Jesús lo había prometido (Jn 14.15); para disponerlos a ser sus testigos; para ir, bautizar y enseñar a todas las naciones.
Es el mismo Espíritu Santo que, desde hace dos mil años hasta ahora, sigue descendiendo sobre quienes creemos que Cristo vino, murió y resucitó por nosotros; sobre quienes sabemos que somos parte y continuación de aquella pequeña comunidad ahora extendida por tantos lugares; sobre quienes sabemos que somos responsables de seguir extendiendo su Reino de Amor, Justicia, Verdad y Paz entre los hombres.

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