LA REINA DEL ALTOZANO PUDO TAMBIEN REALIZAR SU ESTACION DE PENITENCIA DEL JUEVES SANTO
Sin solución de continuidad, una vez pasaba La Oración en el Huerto por la plaza del Altonzano de la Inmaculada, la Cofradía de Jesús Caído, la Verónica y la Dolorosa ponía en las calles de Alcázar los Pasos del Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia, el Misterio de Jesús Caído y la Verónica y el hermoso Palio de María Santísima de los Dolores, la Reina del Altozano.
Con la participación de numerosos hermanos y hermanas de túnica, abría el cortejo procesional la Banda de Cornetas y Tambores "Nuestra Señora de los Dolores" también de la vecina localidad de Herencia y el Paso del Cristo de la Humildad y Paciencia, empujado por hermanos de túnica.
Tras ellos el Paso de Misterio de Jesús Caído y la Verónica, que representa el momento en que Jesús, antes de su segunda caída, ve como la piadosa hebrea que la tradición popular posterior denominó "Verónica" limpia su rostro, en un acto de piedad y consuelo que aún hoy conmueve a quien lo contempla.
Cerrando el cortejo el hermoso y cuidado Paso de Palio de María Santísima de los Dolores, portado por 30 costaleros, que hicieron de la Estación de Penitencia un auténtico camino de oración hacia la Madre de Dolores, en la noche en que su Hijo fue detenido y llevado ante el Sumo Sacerdote, Herodes y Pilatos para ser condenado a muerte al amanecer.
Acompañó musicalmente al Paso de la Dolorosa de San Francisco la Banda de Música de Alcázar de San Juan, que interpretó con sobriedad y maestría su repertorio cofrade.
La Hermandad pudo por fin estrenar la cruz del Paso de Misterio de Jesús Caído y el manto de su Titular la Virgen de los Dolores, estrenos ambos previstos para 2011, pero que por causa de la lluvia se tuvieron que lucir por primera vez en 2012.
Finalizando la Estación de Penitencia, en la calle Doctor Policarpo Lizcano, el Palio de la Dolorosa sufrió un pequeño contratiempo al desprenderse el frontal del Palio, sin consecuencias para el desarrollo final del acto.
Así se cerraba la gran tarde/noche del Jueves Santo que el año pasado no pudo llevarse a cabo y cuya celebración este año corrió serio peligro de no volver a hacerlo debido al mal tiempo.
Caminando hacia el Calvario
una mujer se acerco a tí, Señor,
para, en un acto de piedad profunda,
limpiar tu rostro ensangrentado.
Hazme ser como ella ¡oh, dulce Jesús Caído!
y saber verte en cada uno de mis hermanos,
de tanto cuerpo y rostro dolorido,
para poder ser de sus lágrimas el paño.
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