Quien contempla la Procesión por la
calle quizá apenas se pare a pensar en el detalle. Pero antes de que la Imagen
de la Virgen o de Jesús que contemplan salga del templo se han realizado unos
trabajos que no se ven.
Miembros y colaboradores de la
hermandad han preparado las velas, han montando el Palio, han vestido a la
Virgen o puesto al Cristo en el Paso, han hablado con personas para ayudar a empujar
el Paso de Palio, han asistido a los cultos y realizado toda una serie de actos
que son dignos de reconocerse y poner en valor.
Se nos viene a la mente,
especialmente en estas fiestas de la Natividad de la Virgen del Rosario una de
esas personas que en silencio, con esfuerzo y dedicación, fue durante toda su
vida un gran artífice de tantas y tantas procesiones. Nos referimos a Fructuoso
Castellanos, que nos dejó el pasado mes de enero.
En su honor, este año llevaba la
lanza del Paso de la Virgen del Rosario su hermano Nicolás Castellanos, porque
Fructu en sus últimos años siempre fue su guía.
Pero no sólo queremos resaltar la
figura de la persona o personas que nos faltan. Para que la Madre salga en
Procesión dignamente, como corresponde a una verdadera reina, que lo es de
nuestros corazones, se adorna su Paso con flores.
A la mayoría, profanos en el tema,
se nos escapa el porqué del color, la forma en que van colocadas o como iban el
año pasado o aquel otro de más atrás.
Pero a Prado y a Pedro no se les
escapan esos detalles. Son trabajadores del sector, pero además tienen un muy
buen gusto y arte, porque hay que tener arte para hacer lo que hacen, que
demuestran cada vez que una cofradía o hermandad confía en ellos.
En las fotos podemos ver el
resultado de su trabajo. No ha sido fácil después de un verano difícil por
motivos familiares, pero ahí han estado de nuevo sus manos y su saber.
Os lo merecéis y aquí queda
escrito. Merecéis que se conozca vuestra labor y que se reconozca. Y así lo
hacemos.
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