Era la primera vez en
la historia que “Los Moraos” se ponían
en la calle fuera de Semana Santa. Su Nazareno lo hacía despacio, cruzando
el dintel Jubilar de la Iglesia Parroquial de Herencia en la tarde de ayer y
parando el tiempo con su mecida. Una espesa nube de incienso ocultaba su salida
y era entonces cuando, silencioso, se presentaba por vez primera a su pueblo.
El ardor de toda una Hermandad y la entrega de todos los
colectivos de la misma se hicieron entonces saeta expectante pero silenciosa:
su Grupo Joven, portando la Cruz que su Titular saca a la calle en Viernes
Santo; su Banda de Cornetas y Tambores,
acompañando en todo momento el bacalao de la misma; su cuadrilla de costaleros,
portando sobre sus hombros el Paso y su
Junta de Gobierno delante del mismo, presidiendo un cinco de abril herrado con
letras doradas en el calendario cofrade herenciano.
Antes, la Función Principal fue el acto culminante del
Traslado Extraordinario. El Coro de la propia Corporación se encargó de
amenizar la celebración, cargada toda ella de una emoción contenida que
explotaría precisamente en la conclusión de la misma, cuando la Cruz de Guía y
los dos ciriales se ponían en la calle abriendo el cortejo.
El Paso, tan sólo y únicamente iluminado por cuatro faroles
de cera, era suficiente para que los pies del Nazareno estuvieran esclarecidos
durante todo el trayecto, con simples
cardos como exorno floral y sin adornos vanos que rompieran la verdad de lo que
en allí estaba sucediendo.
Era la frontera de entrada a su barrio. Eterna sería la llegada a su ermita, casi veinte minutos más tarde, con todo un barrio echado a la calle y una Hermandad que de nuevo volvió a casa por el Año Jubilar herenciano.
Comisión Año Jubilar Herenciano
0 comentarios:
Publicar un comentario