16 de abril de 2014


 A las 22:00 h del Martes Santo se abrían las puertas del templo de San Francisco de Asís de Alcázar de San Juan. La cruz de guía de la Franciscana Hermandad Sacramental del Stmo. Cristo de la Buena Muerte, María Santísima de la Concepción y Santa Vera+Cruz comenzaba a caminar hacia el altozano de la Inmaculada. Tras ella el paso del niño de la Vera+Cruz portado por jóvenes costaleros, cantera cofrade donde las haya. El paso, exornado ricamente con claveles blancos, portaba dos nuevos candelabros de guardabrisas realizados por orfebrería Dorado. El niño y los ángeles que lo acompañan portaban símbolos de la pasión tales como la corona de espinas, clavos o lanza. Una cruz desnuda remataba la trasera del paso.




Tras el Stmo. Niño de la Vera+Cruz se abría el cortejo de nazarenos ataviados con las características túnicas marrones y negras que era encabezado por el estandarte sacramental de la corporación franciscana. Algo más de una veintena de "capuchinos" componían el cortejo, algo escaso como, por desgracia, viene siendo habitual en esta cofradía. Desde aquí queremos animar a los hermanos de esta hermandad a que participen de la procesión del Martes Santo vistiendo su túnica nazarena para dotar al cortejo de una mayor vistosidad pero sobre todo para arropar al Stmo. Cristo Yacente y María Santísima de la Concepción. Cerrando el cuerpo de nazarenos se ubicaba la representación de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad de Alcázar de San Juan, madrina de esta corporación. Tras esta el estandarte del Cristo y la presidencia de la cofradía titular.
Seguidamente el paso del Cristo de la Buena Muerte y María Stma. de la Concepción portado a costal por hermanos costaleros. Este era antecedido por un grupo de acólitos turiferarios que purificaban con el incienso las calles del recorrido para el paso de Cristo y su Madre. El paso lucía un exorno floral mas rico y cuidado que en anteriores ocasiones formado por un friso y esquinas de clavel rojo. En las esquinas cuatro grandes hachones de cera color tiniebla iluminaban el Stabat Mater franciscano. La Virgen de la Concepción lucía nueva saya pintada en oro y plata que aportaba a la dolorosa aún mas belleza de la que por sí sola posee. Además destacar que esta ha pasado a ubicarse en el lado derecho del crucificado (izquierdo al mirar de frente) al contrario de como lo había hecho desde su primera salida procesional.








Por segunda vez en la historia e esta hermandad su paso titular fue acompañado por música. En esta ocasión la Banda de "El Perdón" de Alcázar de San Juan puso sus sones al servicio del Stmo. Cristo de la Buena Muerte y la Virgen de la Concepción para recorrer las calles del centro de la localidad. Hecho este que generó el esperado debate en el ámbito cofrade alcazareño entre los que simpatizan con el acompañamiento musical en esta cofradía y los que prefieren el acompañamiento habitual del silencio y la campanilla. Hecho este sin mayor relevancia debido a el exquisito repertorio elegido y la consonancia con la cuadrilla de costaleros. El Cristo de la Buena Muerte se despedía del Altozano pasadas la 1:00 de la madrugada hasta un nuevo Martes Santo.






Santísimo Cristo de la Buena Muerte y María Santísima de la Concpeción



 A Jesús lo con­denan por de­clarar la Verdad: ser Hijo de Dios. La verdad es el ar­gu­mento para jus­ti­ficar la cru­ci­fi­xión. Es im­po­sible des­cribir lo que pa­deció fí­si­ca­mente el cuerpo de Cristo col­gando de la cruz, lo que su­frió mo­ral­mente al verse des­nudo cru­ci­fi­cado entre dos mal­he­chores y sen­ti­men­tal­mente, al en­con­trarse aban­do­nado de los suyos.
Jesús en la cruz acoge el su­fri­miento de todos los que viven cla­vados a si­tua­ciones do­lo­rosas, como tantos pa­dres y ma­dres de fa­milia, y tantos jó­venes, que, por falta de tra­bajo, viven en la pre­ca­riedad y la des­es­pe­ranza, sin los re­cursos ne­ce­sa­rios para seguir adelante y llevar una vida digna.
Cristo de la Buena Muerte que tu Imagen nos haga reflexionar sobre el sufrimiento que causan nuestros actos, a luchar contra el que causan otras personas a terceros, pero sobre todo a no permitir la injusticia que como a Tí, Señor, lleva a tanta gente a su particular cruz.








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