26 de abril de 2014


A las 23:00 de la noche del Viernes Santo 2014 se abrían las puertas del templo de Santa Quiteria V.M. para la salida de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad. Encabezaba el cortejo la nueva cruz de guía de la hermandad realizada en madera tallada y apliques de orfebrería y que aún se encuentra en la primera fase de realización. Esta era portada por un hermano de túnica de la propia cofradía de La Soledad, ya que desde el pasado año la cofradía tiene una túnica propia en tonos negros y rojos. Tras la cruz, que era flanqueada por dos penitentes de la Hermandad de Jesús Nazareno portando farol, se abría el cortejo de nazarenos del resto de hermandades de Alcázar que querían acompañar a María en Soledad por las calles de alcázar. Con una participación similar a la de otros años este cortejo se organizaba en el orden cronológico de salida de las hermandades, desde los nazarenos de la Hermandad de la Salud hasta los del Santo Entierro que también pudieron llegar a tiempo.
Seguidamente el cortejo continuaba con el tramo propio de la Cofradía de la Soledad, abierto por el estandarte igualmente portado por un hermano de túnica de la propia hermandad y seis hermanos vistiendo igualmente la túnica negra y roja característica de la cofradía. Estos nazarenos de La Soledad portaban faroles en metal plateado prestados por la Hermandad de la Expiación. A continuación las hermanas ataviadas de negro luto y mantilla antecedían el paso de la titular.
El paso, portado a ruedas, estrenaba la bambalina delantera del palio que ha sido bordada por F. Perales de Torralba de Calatrava. La virgen cuajada de flores e iluminada por luz artificial se abría en el paso con su sin par belleza y con una forma de vestir mas acertada que en anteriores ocasiones.
La dolorosa de Lastrucci recorrió en silencio las calles de Alcázar hasta cerca de la 01:00 de la madrugada del Sábado Santo. El publico acompaño el paso de esta cofradía en mayor número que otros años ya que se pudieron ver las aceras completas en gran parte del recorrido. A  la entrada se esucharon saetas y cantos dedicados a la Virgen por parte de hermanos y devotos de la Stma. Virgen de la Soledad.












LA SOLEDAD



María, ado­rando el Misterio que había guar­dado en su co­razón sin entenderlo, re­pe­tiría con­mo­vida con el profeta:  «Pueblo mío, ¿qué te he hecho?, ¿en qué te he mo­les­tado? ¡Respóndeme!»

Al con­tem­plar el dolor de la Virgen, ha­cemos me­moria del dolor y la so­ledad de tantos pa­dres y ma­dres que han per­dido a sus hijos. Vemos también a tantas madres y familias que sufren por el mal que hacen a sus hijos, por las dificultades que pasan en la falta de trabajo, por lo injustamente que se les trata…


No basta con acompañarla en esa soledad tan fiera. Quizá si no hubiésemos caído en la soberbia, si no hubiésemos discutido con nuestro amigo, si no hubiésemos creído en nuestra única verdad… Nos queda la esperanza de la Resurrección y con ella el cambio en nuestras vidas.



Fotografías: Ana Abengozar y Jesús Utrilla


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