14 de abril de 2012







Fotos: Iván Jiménez Molina

Una Reina bajo Palio de amor y de gloria hecho por manos de artistas y regalado con fe y por fe a su Madre del cielo, recorrió las calles de Alcázar el Domingo de Resurrección, en Procesión de Gloria, acompañando a su Hijo, quien, una vez más, quiso que Alcázar se enamorase de Él, otorgando un día especial, radiante, de sol y cielo azul, calles llenas de gente y un trabajo de organización, costaleros y costaleras perfecto, hecho con el alma.

El Resucitado salía a las once en punto por la cancela del Atrio de Santa María que da al Torreón, en silencio, acompañado de los hermanos del Santo Entierro todavía con capuz. Hacía lo propio la Reina de la Soledad, acompañada por sus Damas y, desde el mismo Atrio, por la Banda de Música de Alcázar de San Juan, que interpretó, nada más salir la Virgen de la Iglesia, la marcha "Soledad Franciscana", siguiendo en ese son hasta que la Madre puso pie en la placeta y encaró su Paso para caminar por Alcázar tras su Hijo Resucitado.

Frente a frente, separados aún por unos metros, el Resucitado y la Soledad, fueron levantados en sus Pasos al toque de llamador del de la Virgen, comenzando un lento caminar hacia el Encuentro, mientras sonaba "A tí Manué", tras cuyo solo de trompeta, se produjo el abrazo (simbólico) entre Madre e Hijo, cargado de emotividad y sentimiento. El repique de campanas, la suelta de unas palomas y al fondo del Atrio, una traca, simbolizaron la Resurrección eterna del Hijo de Dios.

Tras ello, los hombres y mujeres del Santo Entierro se despojaron de su capuz, ya sin sentido por estar ante una Procesión de Gloria. La Banda de Cornetas y Tambores "Cristo de la Elevación de Campo de Criptana" irrumpió en la placeta a los sones de "Bulerías en San Román", marcha señera del Resucitado, para enlazar, mientras reviraba el Paso, con "Sangre de tu sangre" y sin terminar de encarar con "Costalero del Resucitao" la marcha dedicada a esta Cuadrilla de ensueño.

Antes de todo ello, Nicolás Castellanos, hermano de Fructuoso, hizo la levantá del Paso del Resucitado, como tributo a la memoria de quien tanto ha significado en la historia y devenir de la Cofradía del Santo Entierro y por quien la Cofradía llevó lazos de luto en sus Pasos.

Nicolás, acompañado por su mujer, también haría lo propio con el Paso de Nuestra Señora de la Soledad, haciendo el llamamiento "al cielo", en nombre de su hermano. Nostalgia y emotividad en el merecido homenaje al gran capataz y maestro.

Y después de todo ello, mientras la Banda interpretaba "Reina de la Soledad", la marcha dedicada a la titular del Santo Entierro, comenzó a andar el Paso, con su estrenado Palio, con una maestría propia de una cuadrilla veterana y de mucho trabajo a sus espaldas, que hizo, no sin cierta sorpresa, que se transmitiera mucha emoción.

Mención aparte merecen todas las personas que han aportado su donativo para que este día llegase. A todos ellos, que han regalado el Palio a su Cofradía, se les debe rendir tributo de gratitud ahora y siempre, para que sepan que son auténticos héroes, más en los tiempos que corren, por el esfuerzo que han sabido hacer en honor a su Madre soberana del cielo, a lo largo de tantos años de ahorrar, quitándose placeres y gastos menos necesarios. No todo el mundo sabe y quiere hacer esto.

Con la marcha "Coronación Macarena" se fue la Virgen de la Soledad de la plaza de Santa María, habiéndo repartido gloria, fe y sentimiento.

Mientras, el Paso del Cristo llegaba a la puerta de las Hermanas de la Cruz, verdaderos ángeles que están haciendo una labor ejemplar hacia nuestras mujeres mayores, digna de este elogio humilde. Con la marcha "Padre" se encaraba el Paso a las hermanas para, al bajarlo, ser entonado un canto litúrgico por parte de las hermanas y sus asiladas.

Después, los costaleros del Resucitado hicieron una memorable levantá a pulso que quisieron dedicar, por voz de su capataz, a una joven hermana de la Cofradía que, pese a la enfermedad, quiso acompañar a su Cristo Resucitado y la Madre de Soledad. A llegar a la parte final de la levantá, en una sincronía que asombra, la Banda "Cristo de la Elevación" comenzó a tocar "Presencia Divina", empezando a moverse el Paso, sin que casi se hubiese notado su levantá.

La Virgen de la Soledad llegaría a las Hermanas de la Cruz sonando "Hosanna in excelsis", con la que realizó su revirá y saludo al convento de la santa sevillana que sembró también en Alcázar. Tras la levantá, dedicada a las hermanas, sonaría "Candelaria".

Mientras esto pasaba el Paso del Resucitado encaminaba la conocida como "calle de las Monjas", calle de cierta inclinación que llena de más esfuerzo el trabajo del costalero, llegando a Miguel de Unamuno a base de "lentos" llenos de sacrificio.

Llegados a este punto hay que hacer mención de como estaba la zona del Cristo de Villajos y de entrada a la Castelar... Llena. Alcázar estaba presente, junto a mucha gente de otras localidades. No cabia más espectación, ni mayor espera hacia el Cristo bendito de Santa María y hacia la Señora de la Soledad.

Ya en la primera levantá del Paso del Cristo, camino del tradicional saludo al Cristo de Villajos, una ovación de calor y bienvenida acababa con la espera. Vendría a sonar "Rezando al cielo" en la revirá y saludo al Cristo de Villajos para, después de la levantá, andando los costaleros hacia detrás se escuchase "Al costalero del Resucitado". "Mi madrugá" y "Cordero de Dios" sonaron en la revirá y puesta del Paso en el rio de gente que era la calle Emilio Castelar.

Y después del Hijo, llegó su Madre y su Palio se movía con dulzura y era un privilegio poder verla venir desde lejos, con todo su esplendor, su cara mudada en alegría y su reparto de gloria, emoción y encanto. (¡Viva la Madre de Dios!). "Macarena" y "Aires de Triana", que se hubo de tocar dos veces, con un memorable solo de flautín, acompasaron la ida hacia el saludo y la vuelta encaminando la Castelar, que la recibió con grandes aplausos.

Que mejor manera de honrar estos veinticinco años de historia de Semana Santa de Alcázar en Resurrección y a quienes la hicieron posible, que este saludo y la entrada en la Castelar, el de ambos Pasos, que ya están en la memoria cofrade de todo el que siente la Semana Santa.

La entrada en Santa María supuso también un momento de mucha emoción, arropado por la presencia de numeroso público dentro de la Iglesia. El Paso de Nuestro Señor Resucitado hizo su entrada al Atrio con "Señá Santana", a la que siguió "Sentimientos" y "Ahí queó".

Tras sonar la Marcha Real, embocando el Paso la entrada el templo, comenzó a sonar "Cordero de Dios" y los costaleros, como pedía su voz desde dentro, sintieron cada paso como el último que daban, haciendo que su Cristo no se enterase de que estaba entrando, orando con el alma al Padre con todo el esfuerzo que estaban haciendo. Y sonó su marcha "Costalero del Resucitao" y se hizo más firme su trabajo y sus pasos recorrieron el sendero que su corazón trazaba, caminando hasta la gloria con su Cristo bendito del cielo.

Nuestra Señora de la Soledad, a las tres en punto de la tarde, cruzaba la cancela del Atrio, dorando el sol sus varales y también su hermoso rostro en el que se dibujaba una sonrisa de amor. Y todo ello lo hacia al compás que marcaban sus costaleros y costaleras que habían venido escribiendo una página de oro en el libro de su historia personal de seguimiento a María, precisamente el día en que se cumplían 20 años de su primera salida procesional portando a su Virgen de la Soledad.

Y se levantó el Paso, comenzando a sonar "Encarnación Coronada". Los costaleros de Nuestro Señor Resucitado y varios hermanos del Santo Entierro presentes en el Atrio se acercaron a la Virgen de la Soledad, arropandola, andando hacía detrás mientras miraban su rostro y cantaban la Salve, junto a los miembros de la Banda de Música de Alcázar, estallando emociones y lágrimas, sintiéndose cosas pocas veces sentidas, en uno de los momentos más álgidos de devoción y amor de un grupo de personas a una Virgen en Alcázar de San Juan (y lo digo sin ánimo de ofender, ni restar importancia a otras situaciones similares en nuestro pueblo).

Así llegó el Paso de la Soledad, con su nuevo Palio a la puerta del Templo, dónde tras sonar el Himno Nacional, se pudo escuchar la bella marcha "Aires de Triana" que condujo a la Reina hasta el cielo. Sin palabras se queda uno para poder describir la entrada del Palio y la maestría de sus capataces, Abelardo y Juan Carlos quienes, casi tocando la puerta y a un milimetro del arco semicircular, lograron cumplir su trabajo a la perfección. Y menos palabras aún se tienen para poder contar como fueron las dos levantás que hizo la cuadrilla, por su Virgen, al cielo, ya dentro de la Iglesia, ante la atenta mirada de todos los presentes.

Con una oración dirigida por el Párroco y Consiliario de la Hermandad, quien también tuvo unas palabras en recuerdo de Fructuoso Castellanos, se cerró esta Procesión que ha venido a ver colmadas muchas esperanzas y sueños y que ha sido el fruto de un esfuerzo y trabajo intenso de toda la Cofradía, empezando por su Junta, siguiendo por quienes han donado el Palio y por sus costaleros y costaleras, los de ambos Pasos, y acabando por todos y cada uno de sus hermanos. A todos ellos, FELICIDADES.

Quiso que Alcázar se enamorase
y vino a verla en cielo azul
con su Palio nuevo de Reina,
siguiendo a su Hijo, Jesús.

Y desde ese Domingo de Gloria
vienen varales rizados de plata,
diciendo en cada "mecía":
¡Viva la de la Soledad soberana!

1 comentarios:

Anónimo dijo...

yo no podria resumir tan bien lo vivido el domingo de resurreccion, enhorabuena, y gracias por hacernos recordar este dia con tus palabras